Ruta en busca de Toledo cuyo objetivo era mostrarnos el camino a seguir en una futura salida que uniera la capital de provincia con la capital de La Sagra.
Dependíamos del tiempo ya que la salida fue de tarde y no teníamos muchas horas de sol;
Al final
Olías del Rey fue el punto de regreso, nuestra
puerta hacia Toledo.
No fue hasta 1744 cuando
Felipe V denominó a esta población Olías del Rey, después de haber sido Olías la Menor y Olías la Mayor. El reconocimiento de Villa lo concedió, entre otras cuestiones, por su lealtad en la guerra.
Por este motivo el escudo de Olias del Rey lleva la F V.
Diputación de Toledo
Crónica
Puerta de Toledo
por
Luis Marino
Salida de tarde, el viernes era de nubes por lo que el sol nos dio un respiro.
La idea era llegar lo mas cerca posible de Toledo y volver en 3 horas, ya que cuando nos pusimos en marcha eran las 18:30 pasadas.
A dar pedales, pronto nos dimos cuenta de que ese día iba a ser duro ¿Damián, no calentamos un poco las piernas?
El paso por Numancia, Yuncler y Villaluenga fue fugaz. Al salir de Villaluenga primer imprevisto, la suspensión de Rincón no suena nada bien, no le habíamos dado mucha importancia pero el ruido fue a más y hubo que parar; No se pudo hacer mucho así que el mecánico tendrá que hacerse cargo el Lunes, Javi también se quejaba del sillín y es que lo llevaba mirando al cielo. Todo este tiempo parados fue la excusa perfecta para que Damián pidiera mas ritmo.
Nos plantamos en las cuestas de Olías en un abrir y cerrar de ojos, viendo la hora sabíamos que este era el punto de retorno. En una fuente cercana paramos a llenar bidones y un hombre nos avisa que era mejor no beber ese agua, "Genial, ya me he bebido dos bidones" dice Javi.
Todos bebimos de la fuente, ya no había solución. Decidimos parar en Magán o Villaluenga para repostar con un combustible mejor.
Casi son la 20:30 y amenaza tormenta, la cosa se complica.
Con Damián abriendo camino el regreso fue corto en el tiempo pero duro en el esfuerzo.
En Villaluenga bebemos agua casi a reventar ante la mirada atónita de la gente del parque, la sensación que tuvimos durante toda la jornada era de sed permanente, menos mal que estaba nublado pero la verdad es que el aire siempre fue caliente, bochorno en definitiva.
Volando hasta Illescas, no aflojamos ni los últimos kilómetros aún sabiendo que llegamos de día y no nos íbamos a mojar. "¿Donde está el fuego?", llegué a preguntar.
Un pequeño perro nos dio un susto al cruzarse pero es que no recuerdo si fue en Numancia o Yuncler, ya no había marcha atrás, a bloke hasta nuestro destino
Llegamos a Illescas con las piernas doloridas y con ganas de beber algo fresco, la dificultad de la ruta no la impuso esta vez el camino sino nuestro amigo/enemigo Damiano.
Distancia Aprox. 59 Km.
Dificultad: Media-Alta.
Todavía busco el incendio. Anímate La Sagra te espera.
